En España, las empresas familiares representan el 90% de las sociedades anónimas y limitadas, representando también el 70% de los empleos del sector privado. Estos dos datos nos hacen entender hasta qué punto son importantes las empresas familiares para la economía del país. Sin embargo, al contrario de otros negocios, estas empresas tienen la difícil tarea de gestionar no solo las relaciones que se generan en un negocio, sino compaginarlas también con las relaciones familiares existentes entre los miembros dueños de las mismas. Sin embargo, existe una herramienta para facilitar esta tarea, que no es otra que el Protocolo Familiar.
¿Qué es el Protocolo Familiar?
En sí mismo, es un acuerdo marco de naturaleza jurídica compleja firmado entre los familiares socios, actuales o previsibles en el futuro. La normativa que los sustenta es el Real Decreto 171/2007, de 9 de febrero, y más concretamente su artículo 2.1
“…aquel conjunto de pactos suscritos por los socios entre sí o con terceros con los que guardan vínculos familiares que afectan una sociedad no cotizada, en la que tengan un interés común en orden a lograr un modelo de comunicación y consenso en la toma de decisiones para regular las relaciones entre familia, propiedad y empresa que afectan a la entidad”.
Sin embargo, también existen Protocolos Familiares en sociedades cotizadas con un gran componente familiar, y en ese caso, estos están sujetos a los textos del artículo 530 al 535 del Real Decreto Legislativo 1/2010, de 2 de julio.
Este acuerdo marco suele recoger normas y códigos de conducta, a los cuales deben someterse, de mutuo acuerdo, todos los miembros de la familia. De esta manera, podríamos decir que se profesionalizan las relaciones familiares en el entorno del negocio. Por otro lado, el objetivo principal de un Protocolo Familiar es garantizar el funcionamiento de la empresa, aunque haya un cambio de socios, y habitualmente, también pretenden determinar que estos socios sean siempre integrantes de la misma familia. Por último, debemos destacar que los protocolos familiares son un contrato voluntario, y por lo tanto su estructura y contenido no sigue un modelo preestablecido, sino que es completamente personalizable.
¿Qué suele incluir un Protocolo Familiar?
Como hemos dicho en el punto anterior, el Protocolo Familiar es un contrato marco con carácter voluntario, y por lo tanto, no posee una estructura marcada. Esto también ocurre con su contenido, aunque existen cuatro apartados que suele ser habitual que incluya.
- Normas de actuación – Suelen incluir la estructura orgánica del negocio (dirección y órganos de gobierno) y una serie de códigos de conducta empresarial (compromisos sociales y valores).
- Grupo familiar y grupo de empresas – Se suele especificar el grupo familiar y las empresas a las cuales el Protocolo Familiar hace referencia. Como es un documento con carácter presente y futuro, este punto tiene una naturaleza expansiva, de cara a incluir futuras nuevas unidades económicas o miembros del grupo familiar.
- Derechos económicos – En este apartado se incluye las políticas de dividendos, las participaciones y el derecho de salida o de entrada de terceros.
- Cláusulas de orden – Son disposiciones cuyo objetivo es resolver controversias o interpretaciones del Protocolo. En este apartado también suele incluir el sistema por el cual hacer modificaciones o derogar el documento.
¿Cuándo es útil un Protocolo Familiar?
La principal característica de una empresa familiar es que con el paso del tiempo el número de socios suele crecer, en este sentido contar con un Protocolo Familiar, puede ser muy útil para cuando esto ocurra. Por otro lado, también puede ayudar en situaciones como divorcios, herencias o diferentes rencillas familiares.También es un contrato que puede ayudar a la hora de regular las situaciones en las que existan personas ajenas a la familia que tengan decisiones familiares de peso.
Por último, el Protocolo Familiar, tal y como hemos comentado, suele regular los derechos económicos, por lo que puede eliminar situaciones de estrés entre los miembros de la familia ante situaciones como salarios o transmisión de acciones
En definitiva, el Protocolo Familiar es la herramienta que establece las normas que facilitarán el funcionamiento interno de la empresa y la convivencia presente y futura.
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