La transformación Digital es un fenómeno muy manido, aunque aún parte de las empresas que supuestamente deben llevar a cabo esta transformación saben exactamente qué les supone como corporación. Aunque ya comentamos brevemente una serie de aspectos que influyen en la transformación digital, quisiera dedicar unas pocas palabras a dar mi opinión al respecto. Básicamente, esta transformación supone un cambio radical en la filosofía corporativa de una empresa que se traslade a la manera en la que se realizan los procesos, llegándose a poner en tela de juicio aspectos tradicionales como por ejemplo, los propios modelos de negocio. En este sentido, las nuevas tecnologías y el entorno Online, van a ser las herramientas indispensables para dicha transformación. ¿Cómo pueden aportar las redes sociales a este proceso de cambio?
Un elemento importante (que no el primordial) para las empresas que pretenden comenzar su transformación digital, es establecer una buena estrategia de marketing digital adscrita o por lo menos coherente a su estrategia de marketing tradicional. Este plan debería incluir la planificación de un ecosistema digital de la empresa coherente y que escenifique cuál va a ser la presencia de la empresa en Internet, y qué acciones se van a llevar a cabo para conseguir la ansiada conversión. Sin embargo, un error comúnmente cometido es pensar que es necesario estar en todos los sitios, sin tener desarrollado un plan de contenidos y unos objetivos claros respecto a lo que queremos conseguir. A continuación os dejo con una serie de consejos respecto a cómo diseñar una correcta presencia en redes sociales a nivel corporativo.
No hay que hacerse con todos
Si bien el objetivo principal de la famosa franquicia japonesa era hacerse con todos, seguir una estrategia de presencia en todas las plataformas habidas y por haber en Internet, es un error. Ya sea por las características de la empresa (públicos a los que dirige sus productos, características de los productos, modelo de negocio…) o por las características de las propias Redes Sociales, hay que analizar tres preguntas claves que debemos hacernos antes de desembarcar en una red social concreta:
- Qué me aporta como empresa mi presencia en dicha red.
- Qué aporto a mi audiencia con mi presencia en dicha red.
- Qué aporta mi presencia en una red a mis otros perfiles empresariales.
Sin conseguimos una respecta convincente a estas tres preguntas, es probable que crear un perfil en esa red social sea una buena idea.
El contenido es el ‘King’
Citando libremente el claim de una famosa cadena de restaurantes, el contenido es el rey en las redes sociales. Nuestro cometido debe ser crear un contenido que aporte valor a nuestra audiencia y que además despierte el interés respecto a lo que nosotros hacemos. ¿Sencillo, no? Pues aún hay más.
Este contenido no ha de ser únicamente útil y memorable sino que ha de adecuarse a las plataformas donde pretendamos compartirlo. ¿Es lo mismo crear contenido para Twitter o Facebook, que para YouTube? Esta adecuación del contenido cuesta tiempo y a veces dinero (sobre todo en el desarrollo de contenido audiovisual) y tenemos que analizar si este gasto va a suponernos un retorno. Otro error sería pensar que este retorno debe ser en ventas, cuando en muchas ocasiones debemos pensar en términos de notoriedad. Por último este contenido también va a tener que estar adecuado al público que se encuentre en cada red social. No podemos pretender dirigirnos igual, ni utilizar las mismas expresiones o lenguaje, en LinkedIn que en Instagram.
No le interesas a (casi) nadie
A no ser que tengas la capacidad de despertar una euforia social como sólo Apple y algún privilegiado puede, es muy difícil conseguir que se interesen en ti, si continuamente estás hablando de las bondades de tu producto, y lo bueno y guapo que eres. Esto está muy unido al punto anterior. Hay que desarrollar un valor añadido que actúe como gancho para tus productos.
No hay que hacerse con todos (bis)
Si antes decíamos que no hay que estar en todos los sitios, ahora os recomiendo que no es necesario tener una audiencia gigantesca sino fiel. Cada vez más nos damos cuenta que lo importante en redes sociales, es la interacción que tenemos con nuestros seguidores y no tanto cuántos tenemos. Esto no significa que al principio no podamos ir buscando seguidores de forma indiscriminada o que podamos realizar campañas de pago para conseguir que nuestra audiencia aumente, sino que no podemos obsesionarnos sólo con el tamaño. ¿Qué prefieres? Que entren 500 personas en tu tienda y compren solo 5 personas o que entren 50 y te compren 10? En el primer caso tendríamos un ratio de conversión del 1% y en el segundo del 20%. Dejo la pregunta en el aire.
Bonus track: Las redes sociales no son eternas
Otro error es prescindir de una web corporativa, o incluso de una web y un blog corporativo. En muchas ocasiones, podemos pensar que con estar en Facebook ya es suficiente para nuestro negocio, pero esta estrategia plantea una serie de carencias tanto a nivel operativo, como a nivel de control. En primer lugar, nuestro perfil en una red social no es nuestro, es un espacio cedido por alguien que en cualquier momento puede dejar de prestarnos, ya sea porque incumplamos algunas de sus normas o simplemente desaparezca. Y podéis preguntaros, pero cómo va a desaparecer Facebook o Twitter. Pues bueno, en el caso de España tenemos un caso muy cercano cuyo nombre era (sigue siéndolo pero con otro modelo de negocio) Tuenti. En segundo lugar, y no menos importante, el control y el análisis que podemos hacer de nuestro sitio web es increíblemente más grande y completo que el que podemos realizar en cualquiera de las analíticas que disponen las redes sociales. Y esto es primordial, porque toda acción que realicemos en nuestros perfiles de internet, debe ser medido, analizado y cuantificado para saber si estamos gastando recursos a lo tonto o si por el contrario estamos cumpliendo objetivos. Por lo tanto, mi regalo para vosotros es el siguiente: Crea una Web potente que ejerza como el centro de tu ecosistema digital. Una pequeña piscina privada donde mandar y, por supuesto, triunfar.